Def Leppard en la Ciudad de México. Septiembre 4 de 2014



Por Dolhal (Markoz, pues) /@Saenz001

Voy a ser sincero, cuando me pidieron cubrir el concierto de Def Leppard lo hice con pocas expectativas. La verdad, pensé que sería un concierto un poco deslucido, con un Palacio de los Deportes a medio llenar y con solo fanáticos de hueso colorado, pero ¡oh, sorpresa!, el público metalero seguidor de Def Leppard abarroto el domo de cobre desde muy temprano, no querían perderse ningún detalle de la presentación de esta legendaria banda británica.

¡Y vaya público!, había una mezcla de múltiples generaciones en la audiencia: por allá la palomilla de cuates de más de treinta años, que durante los noventas se juntaban a compartir tragos o chelas con Leppard de fondo; frente de mí, una madre que se ve que es fanática de la banda desde sus inicios, a su lado sus dos hijos que rondan entre los 18 y 22 años listos a corear las canciones con las que crecieron; mas allá el entusiasta padre con su chavo de 15 años (y se ve más emocionado al señor que al chico) y también hay muchos jóvenes de entre 20 y 30 años que vienen a gozar de la nostalgia de los ochentas y noventas. Todos animados, vistiendo camisetas con la bandera inglesa o la portada del Hysteria.

Y para ir calentando motores salta otra banda clásica, igual que hace 21 años Coda abre el concierto de Def Leppard y público se le entrega, coreando sus canciones, “Atrévete”, “Tócame” y “Aun”, esta última dedicada al recién fallecido Gustavo Cerati.

Y dan las 9:30 de la noche, con el recinto plenamente lleno salta Joe Elliot saludando al público e iniciando el concierto con ni más ni menos que el primer sencillo de la banda Let It Go. Poco a poco la energía sube de nivel, y como no, todo el grupo se ve en armonía y presto para otorgarle al público mexicano una gran noche. Llegan clásicos como Animal, Foolin’ y Promises coreados por todos, haciendo retumbar el domo de cobre. El momento Power Ballad de la noche llega con “Love Bites”, seguida de los riffs de Vivian Campbell que anuncian Armagedon it, justo después suena Make Love Like a Man con un consejo de Elliot “amen a su chica como hombres, hagan que se sienta muy bien”

El concierto vuelve a tomar un tono meloso cuando Joe Elliot y los dos guitarristas, Phil Collen y Vivian Campbell, salen al escenario con guitarras acústicas y suena Two Steps Behind; parte de este momento acústico se extiende un con Bringin' on the Heartbreak, pero el metal vuelve a estallar al final de esta rola y con Switch 625, donde los guitarristas se enfrascan en un duelo de riffs, para terminar con un solo del icónico baterista de pies descalzos Rick Allen.

Llegan los súper clásicos, Hysteria, Rocket, Lets Get Rocked y Pour Sugar On Me, el estruendo dentro del Palacio de los Deportes hace olvidar a la audiencia la mega tormenta que cae fuera. La banda se despide con Rock Of Age y Photograph, Joe Elliot promete volver pronto, mencionando lo bien que se la pasan con el público mexicano, que se le entrego y coreo toda la noche.

Al salir del Palacio de los Deportes descubrí dos cosas: una, nunca menospreciar un concierto y más de una banda con una gran historia. Y dos: que Def Leppard es atemporal, si bien su música tiene ese sonido metalero ochentero y de los noventas, su poder de convocatoria atrae múltiples generaciones, por sus geniales letras y su poder musical. Al final el chico apático de 15 se une con su padre de 40 años a corear y gozar del rock.

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